los cerca de 50,000 pacientes que en México reciben constante diálisis peritoneal, la cual consiste en hacer por fuera la labor natural de filtrar las toxinas porque su riñón dejó de funcionar -es decir, padecen insuficiencia renal crónica- son apenas la mitad de los que la requieren.
Y si reciben terapia es gracias a que son derechohabientes del IMSS, ISSSTE o alguna otra institución de salud pública que cubre este padecimiento, porque no todas la cubren. El Seguro Popular, por ejemplo, lo empezó a cubrir sólo para menores de edad. Así es que muchos miles se quedan sin terapia y si no obtienen un trasplante pronto, mueren.
Es desmesurado el crecimiento de esta enfermedad en México: para el 2012 se calcula que sean 65,000 y para el 2015 se dupliquen a 100,000 pacientes. Hay una razón: los más de 11 millones de diabéticos son potenciales enfermos de insuficiencia renal. Una de las complicaciones más comunes de la diabetes.
Son terapias costosas y las proyecciones de este mal no son alentadoras. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los diabéticos se duplicarán de 150 a 300 millones para el 2030 y 70% vivirán en países en desarrollo.
No es de extrañar la férrea competencia entre compañías por ganar las licitaciones públicas en el tema renal, máxime si México es uno de los principales mercados en este renglón y el principal de diálisis peritoneal (se hace en forma automática y en el domicilio) que hoy vale unos 1,500 millones de pesos.
Pisa Farmacéutica Mexicana, que preside Carlos Álvarez, es la única empresa que tiene un renglón especializado en riñón o nefrología con productos y servicios para todas las terapias sustitutivas renales: hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante. En esto Pisa presume un concepto integral de una especialidad que no tiene ningún otro laboratorio.
Y dadas las necesidades que vislumbra en el mediano plazo, Pisa ha invertido 100 millones de dólares en una planta de nefrología en Tlajomulco, Jalisco, que será inaugurada por el presidente Felipe Calderón.
Pisa Nefrología, dirigida por Gerardo Rodríguez, ha ido ganando terreno en los últimos 15 años, luego de que la estadounidense Baxter International era líder absoluta en este renglón en el mundo y en México.
La empresa mexicana pudo competirle primero introduciendo nuevos equipos importados de Europa, y luego desarrollándolos y produciéndolos ella misma, con éxito tal que hoy cubre 30% del mercado de diálisis peritoneal en México y exporta a Chile, Venezuela, Colombia, Guatemala, El Salvador y la región Caribe.
Sus enormes e imponentes naves de producción que conocimos (y que no le piden nada a cualquiera de las fábricas de primer mundo europeas o americanas) están hoy a la mitad de su capacidad, pero no en mucho tiempo podrían llegar al tope.
Pisa, con 64 años de vida, genera en el país unos 7,500 empleos y se autonombra la número uno de América Latina por el volumen de medicamentos y otros productos que fabrica, de hecho es la principal proveedora del IMSS, pero por muchos otros productos. Nefrología representa apenas 20% de sus ingresos y una de sus 17 líneas de especialidad.
¿Baxter y su vacuna?
Las farmacéuticas con mayor experiencia en vacunas son europeas: la inglesa GSK, la suiza Novartis y la francesa Sanofi Aventis.
Sin embargo, una empresa estadounidense -Baxter International- salió a decir que en julio, es decir, en cuestión de semanas estaría ya haciendo la primera entrega de una vacuna contra influenza AH1N1. Fue totalmente inesperado y como que muy prometedor, pero lanzó su anuncio un día después de que Novartis anunciara que ya tenía bases sólidas para empezar a producir masivamente la esperada vacuna.
Como que los de Baxter International parecían decir que ellos estaban más adelantados y la sacarían ya. Pero, ¿cómo le hará Baxter?, se preguntaron muchos, si es un laboratorio que no ha producido vacunas… Baxter dice que la produce bajo su nueva tecnología Vero Cell.
No es de extrañar que haya por ahí algún respaldo del gobierno de EU que ante una pandemia necesita producir la vacuna en su territorio.