Los resultados de un sondeo entre aproximadamente 200 personas que viven en el Distrito Federal, mostraron que los mitos y la desinformación en torno a la hepatitis C siguen presentes entre la población.
El sondeo hizo evidente la confusión que existe para diferenciar o incluso identificar los distintos tipos de virus de la hepatitis que existen (A, B, C, D y E), así como su forma de transmisión y tratamiento.
Si bien, el 93% de los encuestados reconoce a la hepatitis C como una enfermedad que afecta principalmente al hígado, casi el 20% de ellos desconoce que es una enfermedad infecciosa y cree que puede ser contagiada consumiendo agua o alimentos contaminados, o compartiendo utensilios de comida o vasos con pacientes.
Es importante destacar que la hepatitis C sólo se contagia cuando la sangre de una persona infectada se introduce en la sangre del cuerpo de alguien que no está infectado, y las causas de contagio más comunes son el uso de agujas y jeringas contaminadas, la esterilización inapropiada de equipo médico en algunos entornos de atención sanitaria, y el uso de sangre y productos sanguíneos (transfusiones) sin analizar.
Por otro lado, sólo el 60% de los encuestados asociaron al cáncer o a la cirrosis como consecuencias del daño que, en el largo plazo, puede causar la hepatitis C por el impacto que tiene en el hígado del paciente.
Cabe destacar que los pacientes con hepatitis C pueden permanecer hasta 30 años sin presentar síntomas de la enfermedad, y de acuerdo con el sondeo sólo el 30% de los encuestados está consciente de esto, y el 70% restante cree que los síntomas se presentan en un lapso de días o meses.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Hepatología, sólo 1 de 4 individuos saben que padecen hepatitis C2 y se estima que en México alrededor de 1 millón y medio de personas padecen hepatitis C.3 Sin embargo, del total de los encuestados, sólo el 40% dijo conocer la prevalencia de la enfermedad.
El sondeo realizado también reveló que existe confusión y desinformación respecto al tratamiento de esta enfermedad, pues cerca del 6% de las personas respondieron que la vacunación es una opción para evitar la hepatitis C, lo cual es falso, y el resto de los encuestados dijeron no saber cómo se debe tratar.
Si bien existen vacunas para prevenir la hepatitis A y B, para la hepatitis C no hay vacuna, una vez que al paciente es detectado con hepatitis C y éste no elimina el virus de forma espontánea, es necesario comenzar un tratamiento. En la actualidad, el tratamiento habitual para la hepatitis C es una combinación de terapia antivírica con interferón y ribavirina.
Janssen México realizó dicho sondeo con el objetivo de conocer la percepción general que existe entre la población respecto a la hepatitis C, y continuar sus esfuerzos para difundir la importancia de la detección temprana y tratamiento oportuno de dicha enfermedad, como parte de su compromiso por responder a las necesidades de salud más urgentes y contribuir a elevar la calidad de vida de más pacientes en México y el mundo.