Después de 20 años de estudios y varios millones de euros invertidos, la vacuna del dengue se ha convertido en una realidad y los laboratorios Sanofi Pasteur, creadores de la vacuna, han encontrado su veta de oro al ser ‘socios en de México’ para su distribución.
El director Regional de Investigación y Desarrollo de Sanofi Pasteur en América Latina, Enrique Rivas Merelles, señaló que aún no se ha estimado cuál fue el costo de la investigación, aunque reconoció que los laboratorios destinan un millón de euros al día para investigación farmacológica, ni cuál sería el costo de una dosis de la vacuna.
Sin embargo, a diferencia de los nuevos productos farmacéuticos que se distribuyen a través de la medicina privada, esta vacuna tendrá como principal ingrediente al sector oficial, por lo que Rivas Mirelles precisó que la compañía está trabajando en un estudio de costo-efectividad para determinar cuál sería el esquema de la relación, en que grupo de edad, como se implementaría, ‘pero será independiente de cada país’.
Esto además garantiza la aplicación de vacuna, ya que será en tres fases, a los cero, seis y 12 meses de edad, lo que les daría una eficacia para unos cuatro años. Además, dado que las pruebas se realizaron en 20 mil 800 personas de diez países afectados en Asia y América Latina, destacó que la recomendación es aplicarlo a personas de nueve años de edad o más.
Sobre su eficacia, señaló que tiene un 60.8 por ciento para el desarrollo de la enfermedad, pero una capacidad de prevención del 95. 5 por ciento de las formas severas –que representan el 30 por ciento del total de casos-, y previene en un 80.8 por ciento las posibilidades de internamiento del paciente, ‘lo cual la caracteriza como exitosa’.
A su vez, el secretario estatal de Salud, Jorge Eduardo Mendoza Mézquita, subrayó que con esta labor se fortalece el combate a la enfermedad en la entidad, aunque recalcó que no suple los trabajos de eliminación de los criaderos de mosco: ‘Debemos tener conciencia de que vivimos en un ambiente tropical y debemos, como sociedad, continuar con las prácticas cotidianas que contribuyan a disminuir este mal, como la descacharrización y los mosquiteros.