La farmacéutica francesa Sanofi y la británica AstraZeneca han llegado a un acuerdo de colaboración por el que compartirán sus bibliotecas de compuestos químicos. En total, 420.000 componentes de los que cada empresa aportará la mitad con el objetivo de reducir costes de producción e investigación, ampliando así la posibilidad de desarrollar nuevos medicamentos.
En la nota de prensa facilitada de manera conjunta por ambas farmacéuticas se menciona que las estructuras químicas y procedimientos de sintetización serán compartidos para facilitar el uso de estos componentes. Además han reiterado que los componentes serán entregados en cantidad y volumen suficiente para que cada compañía puedan usarlos durante varios años, facilitando así el trabajo contra objetivos biológicos específicos.
Un acuerdo que no tiene ningún tipo de contraprestación económica ni significa ningún intento de fusión por parte de ambas empresas. Un acuerdo que Mene Pangalos, vicepresidente ejecutivo de AstraZeneca ha calificado como “altamente innovador” y que “significa el intercambio más importante de los que se han conseguido” convirtiendo así al paciente en el objetivo final de esta asociación. En términos similares se expresó Elias Zerhouni, presidente de Sanofi, que hizo hincapié en la importancia de trabajar hacia los pacientes recordando que “aumenta el potencial para añadir más valor médico a sus productos y de poder transformar vidas’.
A pesar de que el acuerdo entre AstraZeneca y Sanofi no implica ninguna transacción económica, si tiene una enorme relevancia sociosanitaria ya que permitirá distribuir de forma más eficiente y productiva las inversiones de ambas. Una asociación dentro del mundo de la industria farmacéutica que también anda revolucionada durante los últimos meses con la posible fusión de Allergan y Pfizer, un movimiento que el Departamento del Tesoro estadounidense ha bloqueado por el momento ya que considera que la unión de ambas podría provocar una situación de monopolio, y no es para menos ya que el valor de ambas superaría los 300.000 millones de euros, dando lugar a la mayor empresa sanitaria del mundo, por encima de los 250.000 millones que vale Johnson&Johnson.