Novartis suministra a la Universidad de Princeton la vacuna frente al meningococo de serogrupo B, Bexsero®

Ayudará a proteger a los estudiantes de un brote potencialmente mortal.
Tras la aprobación por parte de las autoridades sanitarias y universitarias, Novartis suministra la vacuna meningocócica frente al serogrupo B para un programa de vacunación en Princeton.
Bexsero®, ya autorizada en Europa, Australia y Canadá, es la única vacuna de amplia cobertura para ayudar a proteger frente a la enfermedad meningocócica invasiva (EMI) causada por el serogrupo B.
La enfermedad meningocócia por serogrupo B es impredecible y potencialmente mortal, de difícil diagnóstico y que puede causar la muerte 24 horas después de su aparición.
La Universidad de Princeton ha anunciado un programa de vacunación con la vacuna meningocócica del serogrupo B de Novartis, Bexsero® (Vacuna meningocócica del grupo B [rDNA, componente, adsorbida]), empezando el 9 de diciembre del 2013, y después de que un brote de esta enfermedad en el campus haya afectado al menos a ocho estudiantes. Actualmente autorizada en Europa, Australia y Canadá, Bexsero® es la primera y única vacuna de amplia cobertura para ayudar a prevenir la meningitis B.
La solicitud presentada por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC – Centros de Prevención y Control de Enfermedades) estadounidenses para la inclusión de la vacuna como Investigational New Drug (IND – Nuevo Medicamento en Investigación) fue aprobada por la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, de modo que Bexsero® puede ser utilizada en el campus de Princeton con el fin de prevenir la enfermedad meningocócica causa por el serogurpo B.
Rara, pero devastadora, la enfermedad meningocócica por serogrupo B, es una infección bacteriana que progresa rápidamente y que puede causar la muerte o la incapacidad permanente a las 24 horas del inicio de los síntomas.
Debido a que los síntomas iniciales suelen ser poco específicos y similares a los de la gripe puede resultar complicado, incluso para un profesional de la salud, diagnosticar la enfermedad en sus primeras etapas. Aproximadamente una de cada 10 personas con esta enfermedad morirá a pesar de recibir el tratamiento adecuado y, entre los supervivientes, uno de cada cinco sufrirá discapacidades de por vida tales como daños cerebrales, pérdida de la audición o pérdida de extremidades.